Una vez que estos objetos plásticos llegan al mar, están expuestos a la radiación solar y al roce con la arena y el agua. Es así como, lentamente, grandes objetos plásticos se pueden fragmentar en pedazos cada vez más pequeños, formando los denominados microplásticos. Los microplásticos pueden ser consumidos por distintas especies, tales como aves y mamíferos marinos, peces, choritos, gusanos, picorocos, entre otros, los cuales acumulan estos contaminantes en sus sistemas digestivos, produciendo consecuencias negativas en las tramas tróficas. En esta nueva investigación del año 2012, participaron escolares de todo el país. Esta actividad tuvo por objetivos: (1) realizar una primera aproximación cuantitativa al problema del microplástico en la costa de nuestro país; (2) acercar a escolares y profesores al método científico, a través de la investigación colaborativa sobre una problemática ambiental; y (3) dar a conocer la problemática de los microplásticos para generar instancias de sensibilización entre los participantes. De las 37 playas muestreadas y analizadas, un 90% de ellas presentó microplásticos, tanto fragmentos como pellets, y/o colillas de cigarro. Del total de objetos muestreados en todas las localidades, la mayoría de ellos correspondió a fragmentos de plásticos, con un 80,9%. En el caso de los microplásticos (fragmentos y pellets), la abundancia para la costa de Chile (excluyendo a Isla de Pascua) fue de aproximadamente 30 ítems por metro cuadrado. Isla de Pascua mostró la mayor abundancia, presentando 800 ítems por m², seguido por las regiones de Aysén (170 ítems por m²), y Biobío (165 ítems por m²). En el caso de las regiones con menores abundancias de microplásticos fueron Magallanes (< 1 ítem por m²), Los Ríos (4 ítems por m²) y El Maule (6 ítems por m²). De todas las playas muestreadas, un 52% mostró presencia de colillas de cigarro, alcanzando en total una abundancia de 4,3 ítems por m² para toda la costa chilena.